La economía de Argentina es la segunda más grande de América del Sur según datos de 2023, solo superada por Brasil.[1] Junto con este, son los únicos países sudamericanos en integrar el G-20, que reúne a la mayoría de las economías más grandes, ricas e industrializadas del planeta. Argentina cuenta con grandes recursos naturales y se beneficia de ello —especialmente de sus extensas llanuras de tierras fértiles—,[2] tiene un sector orientado a la explotación y exportación agrícola de avanzada tecnología, con exportaciones de los servicios basados en el conocimiento (SBC) y tecnología con una proyección de exportaciones por más de 7.000 millones en 2022.[3][4] considerable desarrollo de su industria nuclear[5][6] y satelital,[7] una base industrial diversificada sustitutiva de importaciones,[8] un desarrollo científico-tecnológico considerable por no tratarse de un país desarrollado,[9] y una población alfabetizada virtualmente en su totalidad,[10][11][12][13] con una considerable tasa de afiliación sindical.[14][15] Según el índice de clasificación de mercados por país de la MSCI, la economía de Argentina pasó de ser considerada «mercado emergente» a ser parte de la categoría «standalone» en 2021.[16][17][18][19]
A principios del siglo XX, la Argentina era uno de los países con mejores perspectivas,[20] pero al mismo tiempo con una economía rural con poca industrialización,[21] basada en grandes latifundios denominados "estancias",[22] muy concentrada social y territorialmente,[23][24][25] Hacia la misma época la economía argentina representaba poco menos de la mitad de los de Australia y Estados Unidos.[26] Entre 1975 y 2002, varias depresiones económicas afectaron su desenvolvimiento.[27] En el año 2016, el Banco Mundial calificó a la Argentina como una economía de ingresos medios.[28] En ese mismo año, el país tenía una renta per cápita de más de 16 000 dólares estadounidenses en paridad de poder adquisitivo (PPA).
Según un informe anual de la ONU sobre el Desarrollo Humano para el año 2021, Argentina es la cuarta nación iberoamericana con más alto índice de desarrollo humano detrás de España, Chile y Portugal, y por delante de Uruguay.[29]
En exportaciones e importaciones, en 2020, Argentina fue el 46º mayor exportador y el 52º mayor importador más grande del mundo.[30][31][32] En términos industriales, el Banco Mundial enumera los principales países productores cada año, sobre la base del valor total de la producción. Según la lista de 2019, Argentina tiene la 31ª industria más valiosa del mundo (US $ 75,4 mil millones).[33] Es uno de los mayores productores de soja del mundo, después de los Estados Unidos y Brasil, con 48 millones de toneladas en el año 2011.[34] El país es uno de los mayores exportadores de carne en el mundo y su producción se ha reconocido numerosas veces como la de mejor calidad. Es el primer productor mundial de yerba mate, y es uno de los 5 mayores productores del mundo de soja, maíz, limones, pera y semilla de girasol,[35] el más grande productor de trigo y lana[36] en Latinoamérica,[37] entre otros cultivos. Es el mayor productor de vino en América Latina, quinto en el mundo y el principal productor de biodiésel a nivel global.[38] A nivel continental, en 2014 se encontraba en cuarto lugar en producción de petróleo (después de Brasil, Venezuela y Colombia)[39] y posee la tercera reserva de gas más grande del planeta.[40] El Yacimiento Aguilar en Jujuy es la mayor concentración de minerales de plomo y cinc de Sudamérica y el Bajo de la Alumbrera en Catamarca es uno de los yacimientos para la extracción más grandes de oro y cobre en América Latina, siendo la Argentina el decimotercer mayor productor de oro del mundo.[41] Argentina es el más importante productor de software de Sudamérica y ocupa el segundo puesto en cuanto a fabricación de autopartes, después de Brasil.[42]
El país mantiene una deuda externa de aproximadamente 120 000 millones de dólares (2009), equivalente al 38,7% del PIB. El monto de la misma se debe principalmente a las operaciones realizadas durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983),[43] período en el cual la deuda creció un 364% y a una toma masiva de préstamos externos durante los dos gobiernos sucesivos de Carlos Menem, debido a la política de dólar barato llevada adelante por la ley de convertibilidad.[44] En este último el crecimiento de la deuda fue del 123%. La relación entre el PIB y la deuda externa alcanzó su punto crítico en enero de 2002 cuando representó el 190% del PIB. Desde entonces una combinación de reducción de la deuda, moderación en la toma de nuevos créditos y aumento considerable del PIB, redujeron la deuda externa a poco menos del 41,5% del PIB.
La inflación es otro de los problemas que ha enfrentado la economía argentina. En el año 2023 cerro con la inflación más alta de América con 211,4% de inflación,[45] en el año 2022 fue de 94,8%,[46] el año 2020 se registró una inflación anual de un 36,1%, mientras que la de 2019 fue de un 53,8%.[47][48][49] Entre los años 1945 a 1975, la tasa anual promedio fue de dos dígitos, con un gran pico de tres dígitos en 1959 (129,5%), y picos superiores al 30% en 1948 (31%), 1951 (36,7%), 1952, 1966 (31,9%), 1971 (34,7%), 1972 (58,5%) y 1973 (60,3%).[50]
La población argentina, en cierta forma, se encuentra acostumbrada a los altibajos que de vez en cuando afectan a la economía nacional. Sus ciudadanos saben cómo actuar frente a nuevas situaciones desfavorables que luego vuelven a retornar a la normalidad.[51] Diversas irregularidades en las estadísticas han propiciado que el Fondo Monetario Internacional, en una medida sin precedentes, haya recomendado suspender al país del derecho al voto y otros derechos relacionados dentro del organismo.[52][53]
En 2002 durante el momento más crítico de la crisis, los valores de pobreza estaban cercanos al 54% y los de desempleo del 21,5%. Durante los años siguientes estos indicadores sociales lograron reducirse muy considerablemente. En el país, los índices de indigencia y la pobreza se miden a partir de la información del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que realiza el INDEC a partir de la estimación de la Canasta Básica de Alimentos y la Canasta Básica Total. En el primer semestre de 2012, el índice de pobreza se ubicó en el orden de 6,5%, siendo la más baja de América Latina para ese año, por debajo de Uruguay (6,7%). Según la Cepal (que realiza la medición a partir de la Encuesta Permanente de Hogares del propio INDEC) la pobreza en la Argentina en 2012 fue la más baja de América Latina para ese año, por debajo incluso de Uruguay (5,7%).[54] En octubre de 2013, el INDEC decidió discontinuar la publicación de los indicadores de pobreza e indigencia debido a discrepancias en la metodología. En enero del 2016, tras el cambio de gobierno, el INDEC fue intervenido y modificó la metodología de medición, lo cual dio como resultado que en el segundo trimestre del 2016 se calculaba un índice de pobreza del 32,2%.[55][56][57] Este índice colocó al país levemente por encima del promedio de población en condiciones de pobreza en Latinoamérica, 28% según Cepal. La metodología fue criticada por diversos sectores, que señalaban que por razones políticas se mostraba una sobreestimación de los índices de pobreza e indigencia, atribuyendo la situación a la gestión previa.[58][59][60][61]
El Banco Mundial considera de «clase media» a aquellas personas que reciben un ingreso por día y per cápita de entre 10 y 50 dólares; con este parámetro, el Banco Mundial estableció a fines de 2012 que Argentina había duplicado su clase media desde 2003,[62][63] representando un aumento de 9,3 millones de personas (25% de la población) siendo el mayor crecimiento de la Región.[64]
La Argentina forma parte del bloque regional conocido como
Mercosur, integrado por Argentina,
Brasil,
Paraguay,
Uruguay y
Venezuela, en tanto que
Bolivia se encuentra en proceso de adhesión. Dicho bloque constituye el mayor productor de alimentos del mundo, tiene un PIB de 3,3 billones de dólares, lo que representa el 82,3% del PIB total de toda Sudamérica y cuenta con más de 270 millones de habitantes (cerca del 70% de América del Sur), lo que lo convierte en el bloque más grande, más poblado, económicamente más poderoso y mejor integrado de
Latinoamérica.
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[66] Como consecuencia del tamaño del bloque económico Mercosur, las relaciones comerciales entre la Argentina y Brasil aumentaron hasta volverse de primera importancia para ambos países. Argentina y Brasil son los dos socios más grandes, influyentes y económicamente más poderosos del bloque,
[67] y desde la formación del Mercosur se han dado numerosos choques entre ambas potencias sudamericanas:
[68]
[69] la
balanza comercial entre ambos países comenzó a tornarse deficitaria para la Argentina desde junio de 2003, lo que constituyó motivo de preocupación para empresarios y funcionarios de ese país.
[70] Dicho déficit fue revertido brevemente en mayo de 2009 y nuevamente revertido en el 2012 lográndose superávit con Brasil.
[71] En 2006, los gobiernos de la Argentina y Brasil firmaron una serie de acuerdos bilaterales, entre los que se encuentra la cláusula de adaptación competitiva y los acuerdos referidos a los intercambios comerciales del sector de los automotores para reducir las asimetrías presentes en el bloque.
[72] Dichas asimetrías han sido motivo de queja de los países más pequeños como Uruguay y Paraguay, quienes se ven en desventaja frente a los socios económicamente más grandes, Argentina y Brasil y han criticado el tutelaje que ejercen estos últimos sobre el bloque.
[73]